Señores de Moody’s: ¿por cuánto nos pondrían la AAA?
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Señores de Moody's: ¿por cuánto nos pondrían la AAA?
Que sí, que vale, que la credibilidad de las agencias de calificación está por los suelos, pero seamos realistas: no tienen credibilidad ni para ustedes ni para mí, pero siguen teniéndola para los compradores de deuda que, a falta de otro método mejor para valorar el riesgo, siguen fiándose de sus notas.
Isaac Rosa - 13/03/11
“El momento elegido responde a nuestro deseo de no influir en los mercados, pues la próxima semana hay dos emisiones de deuda.” -Kathrin Muehlbronner, analista senior de Moody’s-
Que sí, que vale, que la credibilidad de las agencias de calificación está por los suelos, pero seamos realistas: no tienen credibilidad ni para ustedes ni para mí, pero siguen teniéndola para los compradores de deuda que, a falta de otro método mejor para valorar el riesgo, siguen fiándose de sus notas.
No sólo se fían: en muchos casos, sobre todo inversores institucionales y fondos de pensiones, tienen prohibido comprar productos que no hayan sido antes calificados, y que además deben tener la nota más alta.
Así que, mientras no inventen otra cosa, resignémonos al poder que tienen, pasemos por el aro, y seamos prácticos: señores de Moody’s, ahora que no nos oye nadie, dígannos, ¿cuánto nos costaría una subida de calificación? ¿Por cuánto nos pondrían una triple A?
No se escandalicen, no me miren así. ¿Soborno? Qué feo suena. Seguro que en el mundo de las finanzas tienen algún nombre menos turbio para una práctica así. Porque existir, existe. Léanse la querella presentada ante la Audiencia Nacional contra las agencias, y verán que ahí está todo: cómo se ponían de acuerdo con los bancos para subir la calificación de sus productos basura; cómo asesoraban a los mismos que luego evaluaban; o cómo los mismos clientes que pagan por sus servicios se benefician del encarecimiento de la deuda tras sus informes negativos.
Como el mundo financiero es así de peculiar, resulta que el examinado es el que paga al examinador para que le ponga nota. De ahí la tentación de ponerse de acuerdo: “Oye, ya que te pago, sácame guapo, eh.” Así quedó probado en la investigación del Congreso norteamericano.
No sólo pagan los bancos: también los estados. Por si no lo saben, España paga a las agencias para que evalúen su deuda, pues es un requisito exigido por los inversores. Se ve que pagamos, pero no pagamos bastante. Digo yo que a lo mejor podíamos darles un toquecito a los de Moody’s, y hablar de negocios. Total, con el pastón que nos cuesta cada vez que nos bajan un escalón, mejor nos rascamos un poco el bolsillo para llevarnos mejor con ellos.
Artículo publicado en Público
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